

Hoy mi corazón está lleno de gratitud por cada uno de ustedes. He estado mirando este grupo y los miembros que forman parte de él, y no puedo evitar sonreír al ver sus nombres.
Esta foto fue tomada mientras hacíamos ejercicio juntos, y hay dos cosas que he estado aprendiendo a través del ejercicio y en esta etapa de mi vida: la autodisciplina y la gratitud.
Como muchos saben, actualmente estoy en un tiempo de sabático. Antes de comenzar, pensaba que un sabático era simplemente un tiempo para descansar o alejarme de las actividades. Pero he aprendido que también requiere disciplina, intención y gratitud para este tiempo, incluso si no es exactamente donde pensé que estaría.
Hoy estoy agradecida por todas las personas que Dios ha puesto en mi vida para acompañarme durante esta temporada.
Esta semana estoy haciendo una evaluación de mis nueve años de ministerio en Cornwall con YWAM, y la verdad, ha dolido, como cuando haces un ejercicio nuevo y descubres músculos que ni sabías que existían. Duele, no quieres hacerlo, pero sabes que te traerá crecimiento y resultados más adelante.
Me he dado cuenta de que hay áreas que ni siquiera sabía que necesitaba procesar o llorar: pérdidas que no había enfrentado completamente. Y al mismo tiempo, he visto la increíble bondad de Dios durante todo este tiempo. He ganado una nueva perspectiva de lo que significa que Dios ha estado conmigo “aunque ande en valle de sombra de muerte; no temeré mal alguno”. Este versículo a veces me parecía intenso, incluso abrumador.
Pensaba que significaba pasar por temporadas extremadamente difíciles. Pero al reflexionar con mi coach del sabático sobre estos nueve años, he visto muchas cosas: perder amigos queridos en Ecuador y no poder despedirme junto a quienes los conocieron, perder amistades y ganar nuevas, perder miembros del equipo y recibir otros, dejar una casa compartida después de siete años de vida en comunidad y ganar un hogar donde pasar más tiempo en familia, perder a mi hijo mayor y ganar un adolescente que se está convirtiendo en adulto… y la lista sigue.
Estoy aprendiendo a valorar este tiempo para detenerme y reflexionar sobre cuánto ha sido constante la presencia de Dios: guiándome, sosteniéndome y consolándome. Poder detenerme y llorar cosas que quizás antes no pude, porque tenía que seguir adelante.
Aun en las pérdidas, aun en el dolor, puedo ver la fidelidad y la bondad de Dios. Y por eso, estoy profundamente agradecida.
Mi deseo hoy es que el Señor nos ayude a todos a hacer una pausa, a detenernos y reflexionar sobre la bondad de Su amor y sobre cómo nos ha sostenido en los momentos más difíciles. No sé ustedes, pero a veces para mí es fácil recordar los tiempos duros. Sin embargo, cuando me detengo, respiro y miro el camino recorrido, puedo ver el amor extravagante de Dios y cómo definitivamente nos ha llevado a través de todo.
El nuevo “músculo” que estoy ejercitando en esta temporada es aprender a pausar, a detenerme, a respirar profundo y sentir Su presencia, porque Él quiere pasar tiempo conmigo.
Versículo del día: Mateo 11:28-30
“¿Estás cansado?
¿Agotado?
¿Quemado por la religión?
Ven a mí.
Aléjate conmigo y recuperarás tu vida.
Te enseñaré cómo descansar de verdad.
Camina conmigo y trabaja conmigo; observa cómo lo hago.
Aprende los ritmos naturales de la gracia.
No pondré sobre ti nada pesado ni que no te quede bien.
Mantente cerca de mí y aprenderás
a vivir libre y ligero.”