Ayer me reuní con mi coach de sabático para hablar sobre mi temporada actual y los próximos pasos. Me encanta tener a alguien que camine conmigo, que me anime, me desafíe y me ayude a ver mis puntos ciegos. Esto me ha hecho darme cuenta de lo importante que es la rendición de cuentas en nuestras vidas.
Siempre digo que Dios creó al hombre para no estar solo. Aunque muchas personas lo aplican principalmente al matrimonio, creo que también es cierto en un sentido más amplio: necesitamos personas a nuestro alrededor que nos ayuden a crecer en cada temporada de la vida. Como dijo el Señor: “No es bueno que el hombre esté solo…” (Génesis 2:18).
Esta temporada ha sido muy humillante de muchas maneras. Me ha ayudado a darme cuenta de que, incluso en áreas donde tengo experiencia, todavía hay puntos débiles que necesitan crecer, y también hay nuevas áreas donde necesito aprender y desarrollarme.
Estoy aprendiendo a establecer bases sólidas para mi próxima temporada, y me doy cuenta de que la única forma de asegurar que estas bases se mantengan firmes es a través de la rendición de cuentas. No solo de una persona, sino de varias a mi alrededor que me ayuden a mantenerme en el camino, personas que no solo sean amables, sino que me desafíen cuando sienta ganas de rendirme y me digan la verdad, aunque sea difícil de escuchar.
Así como Dios usa Su Palabra para enseñarme, reprenderme, corregirme y redargüir en justicia, creo que Él pone personas a mi alrededor para hacer lo mismo, si mantengo mi corazón abierto y dispuesto a aprender y ver a Dios a través de ellas.
Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, reprender, corregir y entrenar en justicia. 2 Ti 3:16
(Esta foto fue tomada mientras fuí a probar un poco de alfarería en uno de nuestros ministerios y disfruté aprender algo nuevo y que El Señor me siga moldeando y cambiando).