Esta semana estuve hablando un poco con Wendy sobre qué podía compartir en este post.
No ha sido una semana muy emocionante, principalmente he estado trabajando en tareas administrativas. Pero esta mañana tomé un tiempo para escuchar la canción Give Me Jesus.
Habla de cómo Jesús es la persona más importante en nuestras vidas. Mientras meditaba en esto, recordé que todo lo que hacemos es con Jesús. Él está con nosotros en cada aspecto de nuestra vida.
En mi adolescencia solía hacer muchas caminatas. Salíamos casi todos los fines de semana, de septiembre a marzo, para recorrer Dartmoor (Una montaña o colina en Inglaterra). Tuvimos días soleados, ventosos, lluviosos y hasta con hielo. Era maravilloso y agotador. Al terminar un fin de semana de caminata y campamento, especialmente cuando el clima había sido especialmente duro, llegaba a casa empapado, adolorido y listo para descansar. Me preparaba un baño caliente y dejaba que mis músculos se relajaran. Uno de esos baños en los que te hundes y no quieres salir jamás.
Esa sensación de sumergirme en un baño caliente a menudo me recuerda mi relación con Dios. Él envuelve cada parte de mi vida. Muchas veces ponemos a Dios en una lista de prioridades. Él está en la parte más alta, pero he descubierto que cuando lo veo así, se convierte en una lista de verificación. ¿Ya le di a Dios mi prioridad hoy? ¿Ya tuve mi tiempo devocional con Él? No digo que no sea importante orar o leer la Biblia, pero he notado que a veces se vuelve solo un espacio asignado en mi día.
Como ese baño caliente, mi día ha cambiado de ser solo un momento específico para Dios a invitarlo a cada parte de mi vida. Cuando llevo a las niñas a su clase de danza, cuando estoy en mi escritorio respondiendo correos, o cuando tomo decisiones administrativas, Jesús está ahí conmigo. Él impregna cada aspecto de mi vida.
Y de esa manera, la vida se vuelve emocionante porque la vivimos con Jesús.
Así como Él pasaba tiempo con sus discípulos: a veces predicando y enseñando, trayéndoles revelación del Reino de Dios. Y otras veces simplemente compartiendo una comida, riendo con ellos, o caminando juntos hacia el siguiente pueblo.
Así que, en los días emocionantes y en los menos emocionantes, oro para que tu vida esté llena del conocimiento de que Dios está contigo en cada aspecto de tu día.